“Trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también.”
2 Timoteo 1:5
La bendición más grande que les puede dejar a sus hijos es instruirlos en una vida de fe. Ser madre puede ser desgastante: gritos, peleas de los niños, la casa, los deberes escolares, el trabajo. Cuando son más grandes, los amigos, el novio o novia. La vida está llena de distintas facetas y si bien algunas madres comparten esta tarea con el padre, otras no tienen esa posibilidad por distintos motivos. Sea cual fuere su situación, usted no está sola, Dios está con usted y Él ha colocado en usted autoridad espiritual sobre la vida de sus hijos. Usted puede orar por ellos, usted puede bendecirlos, usted tiene la capacidad y la responsabilidad de instruirlos en el camino de la fe. No menosprecie su tarea y no la deje de lado en medio del trajín diario. Invierta tiempo en ellos.
Viva usted una vida de fe y sus hijos la verán y aprenderán. No se deje desbordar por las situaciones, busque de Dios y Él renovará sus fuerzas y le dará sabiduría.
Sus hijos serán grandes en Dios.
Use el poder de la oración y el ejemplo. Si sus hijos son pequeños, influéncielos con la Palabra de Dios todo el tiempo. Si sus hijos se han ido o están en caminos incorrectos, ore por ellos, usted todavía es su madre. Dios escuchará su oración. No baje los brazos. Ore para que Dios abra los ojos de su entendimiento y ellos puedan ver toda la bendición que Dios les tiene preparada.
Persevere, no se canse ni desanime; sus ojos verán a sus hijos sirviendo al Señor y su corazón se regocijará.
¡Su descendencia será poderosa en la tierra!
Oración: Padre, gracias por mis hijos, son tu bendición para mí। Te pido que los guardes y los guíes en cada paso que ellos deben dar. Ayúdame a ser una influencia de fe para sus vidas y un canal de tu bendición. Gracias, en el nombre de Jesús. Amén.
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